Infravalorado por la democracia cristiana, catalogado
como instrumento regresivo por los partidos comunistas, e injustamente adscrito
a la socialdemocracia europea. Como podemos colegir son profundamente
heterogéneas las ideas que gravitan en torno al sempiterno Estado del
Bienestar, pero, realmente sabemos que subyace a tan aludido término, sabemos cuándo
apareció o simplemente sabríamos definirlo. El hecho de estar familiarizado con
un determinado concepto no es óbice para tener una idea acertada sobre lo que
representa. De hecho, el estado del bienestar no aparece en ninguna
programación didáctica, aun cuando resulta un tema insoslayable para conocer
los últimos 50 años de la historia contemporánea. Es por ello que he decidido
dedicar mi primera entrada a presentar unas breves pinceladas acerca del estado
social.
Desde la revolución
francesa hasta el final de la segunda guerra mundial, la historia de Europa queda
situada a caballo entre guerras y posguerras. La destrucción, la miseria, la pérdida
de vidas humanas convirtieron a la cuna de la civilización en un continente que
durante ciento cincuenta años fue incapaz de disfrutar de una década de paz;
sin embargo, al finalizar la segunda contienda mundial el panorama cambió de
sobremanera. La guerra desapareció. La
pregunta, por tanto, se hace ineludible: ¿Qué ocurrió a partir de 1945? Los
distintos gobiernos que alcanzaron el poder, infirieron que el estado debía
asumir una serie de responsabilidades para con sus ciudadanos para evitar que
los fantasmas del pasado rebrotaran. Aquí podemos situar los orígenes del
estado del bienestar que descansa sobre 4 pilares: educación, sanidad,
pensiones y prestaciones por desempleo.
Prestaciones por
desempleo. Uno de los principales colectivo entre los que arraigaron las ideas
totalitarias de la europea de entreguerras fueron los parados. Para evitar que
se repitieran situaciones análogas, los estados europeos decidieron sostener con
fondos públicos estos colectivos.
Pensiones. No se trata
de enaltecer la figura de los asalariados en esta entrada, no obstante, huelga
señalar que sus salarios eran ínfimos, por lo que resultaba del todo imposible
que pudieran ahorrar cantidades que les permitieran disfrutar de una vejez
tranquila. Las pensiones públicas respondían y responde a este fin.
La educación y la
sanidad terminan por completar este concepto tan abstracto que convenimos en
llamar el EB. La educación y la sanidad se universalizaron después de 1945, respondiendo a dos reivindicaciones perpetuas:
el derecho a la educación y a la sanidad para todos.
En síntesis, los EB nacieron para dotar de cohesión social a
la vieja Europa, logrando con creces sus objetivos y sentando las bases de la
etapa más prospera de nuestro continente.
Mi intención era doble: por un lado, quería destacar el error
que a mi juicio supone la no incorporación de este tema en las programaciones
didácticas, y por otro, explicar sucintamente el porqué del estado del
bienestar y su finalidad.
Para saciar la curiosidad de aquellos a los que mi entrada
les haya suscitado cierto interés remito a la obra cumbre de Tony Judt: POSTGUERRA: una historia de Europa desde 1945.
Para los cinéfilos y al hilo de lo expuesto, podéis ver el
documental de unos de los mejores cineastas británicos. El Espíritu del 45.
Israel Blázquez.
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