El "coletas"

En los últimos meses hemos asistido a la aparición de una nueva fuerza política bastante controvertida para unos, en sus planteamientos políticos, mientras que para otros no lo son en absoluto, pero que actualmente tiene como líder a un carismático personaje con el pelo largo.

El "coletas" le llaman muchos para referirse a él de forma despectiva simplemente porque no comulga con sus ideas o su punto de vista político. Pero ese es uno más de los descalificativos que se le asignan. Es el precio que hay que pagar por ser distinto a los demás, a la mayoría dominante o simplemente como he dicho anteriormente, un descalificativo de tantos otros, gratuito, "facilón" y que denota poca inteligencia por su parte.

Pero Pablo Iglesias no es el único que es objeto de insultos o de discriminación por sus cualidades físicas o simplemente por su estética. El actual presidente del gobierno también ha sido mentado en alguna ocasión como "el barbas" en entornos más populares (já!) o algún famoso empresario imputado en delitos de corrupción, ampliamente conocido como "el bigotes", debido a su estética daliniana.

Álvaro Pérez, "el bigotes".

Del mismo modo ha irrumpido en la escena de la prensa rosa un personaje femenino de la mano del turbio Francisco Nicolás, también conocido como "el pequeño Nicolás" y que se ha hecho conocida por el mote de tintes sexistas con el que se le ha calificado: Isabel Mateos "la pechotes".

Isabel Mateos, "la pechotes".

¿A dónde quiero llegar con ésto? Quiero poner de manifiesto la discriminación que perpetúan este tipo de calificaciones, muchas veces desde la prensa y otras tantas a pie de calle, que son una nefasta ejemplificación para los adolescentes, que ven en este tipo de lenguaje como algo normal y natural y que no lo es en absoluto. Por eso sería muy importante dar un toque de atención a la prensa y a los profesores, para hacer autorreflexión respecto al lenguaje que utilizamos y los conflictos que indirectamente generamos por permitir y no atajar esta serie de conductas tendentes a la "maleducación".


Alberto Redondo Muñoz.