El pasado 6 de diciembre tuvo lugar el 36
aniversario de la constitución española. Al socaire de dicha efeméride
proliferaron toda una larga ristra de comentarios y declaraciones acerca de nuestra
Carta Magna. Los primeros en acudir a la cita concertada fueron los mitómanos,
ya sabeis, aquellos que confieren prácticamente un carácter sacrosanto a la constitución,
aduciendo que concitó el apoyo social suficiente como para lograr el desarrollo
social y económico en un país que arrastraba heridas aún abiertas de un pasado
dictatorial. Tampoco faltaron a la cita los que desde posiciones ufanas y antagónicas
a los mitómanos señalaban a la constitución como el pozo de todos, o casi
todos, los males del país. Fuera de este debate maniqueista se encontraban los federalistas,
aquellos que aludiendo al problema en Cataluña, abogan por una reforma federal,
es decir, avanzar aún más en la descentralización estatal, para convertir el
sistema territorial español en un sistema federal, situándolo así en línea con
países vecinos como Alemania o Bélgica. Ésta hipotética reforma, que cada día
concita más adeptos, nos servirá de excusa para aplicar una serie de breves
pinceladas sobre el actual sistema territorial español.
España presenta un sistema autonómico en tanto
en cuanto se encuentra integrado por 17 regiones o comunidades autónomas y 2
ciudades autónomas. Esta descentralización se consiguió a través de dos pactos
autonómicos. El primero de ellos, en julio de 1981, decretó que las llamadas
comunidades históricas, junto con Andalucía, Navarra, Valencia y Canarias podrían
alcanzar la autonomía a través del artículo 151 de la constitución española. Las
otras 10 restantes alcanzaron su autonomía de forma más lenta, en 1987, en
virtud del artículo 143. Estas 10 autonomías presentaban un número de competencias
más reducidas por lo que se rebelaron para ampliar su techo competencial. El conflicto se
resuelve en 1992 con el segundo gran
pacto autonómico,
firmado entre el entonces presidente, Felipe González, y el líder del PP, José
María Aznar. Se fijó el marco para transferir 32 nuevas competencias, incluida la de Educación, en un intento de igualar a las
comunidades de 'vía lenta' con las históricas.
Podría concluir hablando sobre las competencias
autonómicas, pero resultaría bastante complicado discernir aquí cuales son las que
competen a las comunidades y cuales al estado.
Resulta más cómodo destacar que las autonómicas presentan un cariz más
social (como la educación, la sanidad, la vivienda, el transporte o las obras
públicas) mientras que el estado se reservó competencias de carácter económico
y laboral (hacienda, defensa y fuerzas armadas, legislación laboral, civil)
En
síntesis, España presenta un sistema territorial a caballo entre un estado
centralizado (como puede ser el francés) y federal (como Alemania) que se
reactivó durante la transición, con la finalidad de reconocer y respetar la etnicidad de
los territorios que componen el país, pues aunque a muchos les cueste
reconocerlo, o comprenderlo, España no deja de ser una nación de naciones.
Feliz Navidad.
Israel.
Israel, tú vas para político no?
ResponderEliminarTe han pillado...
ResponderEliminarAgustín, Isra es el Pedro Sánchez manchego!